Inteligencia Artificial y humanismo tecnológico
Inteligencia artificial y humanismo tecnológico, una combinación esencial para un futuro que ya está aquí. Míriam Prieto en Expansión publicó un artículo interesante sobre la necesidad de regular la inteligencia artificial. La respuesta a la pregunta que plantea el artículo es obvia. Sí que se necesita regular la IA y es obvio que la autorregulación no es suficiente. Más que el freno ético que apunta el artículo hace un impulso ético.
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Es necesario que los gobiernos proporcionen un marco de regulación ético para garantizar la protección contra el uso malicioso de la IA. Y en este movimiento generalizado, la Iglesia Católica propone una regulación ética con el Llamamiento de Roma para la ética de la IA. En él establece seis principios generales: transparencia, inclusión, responsabilidad, imparcialidad, fiabilidad y seguridad y privacidad. Estos principios del llamamiento de Roma dicen que la tecnología debe proteger a las personas, en particular a los débiles y desfavorecidos.
El llamamiento de Roma instó a los políticos a que crearan nuevas formas de regulación de las tecnologías que afecten a los derechos humanos, entre las que se incluye el reconocimiento facial. En este aspecto, la UE quiere tener un papel activo.
La definición de la IA y su desarrollo necesita de pensadores como Dani Innerarity, Lassalle o Adela Cortina para no dejar de lado el Humanismo Tecnológico y centrar todo el esfuerzo en el factor humano. Los gobiernos reaccionan ante el desarrollo y el uso de la IA, se debate sobre lo que puede suponer para la sociedad, sobre como hay que prepararse para favorecer los efectos positivos y reducir los negativos y por supuesto definir cuál ha de ser su ética.
Muchos países abordan la IA como una estrategia de estado. Cada uno con su propio planteamiento más o menos ambicioso, pero todos intentando no quedarse atrás para no perder protagonismo en el ámbito internacional. Se está definiendo una nueva geoestrategia. Quizá la definición de una ética para la IA es uno de los mayores retos. Es un problema geopolítico: Cada nación quiere que su código de ética de la IA sea el que gane, ya que apoya una visión del mundo particular.
El reto es cómo incorporar la IA en las ciudades, evitando, según el Foro Urbano Mundial:
– Deshumanización de la tecno-utopía
– Promover ciudades libres de discriminación
– Participación política de la ciudadanía
¿Quién lidera y regula el cambio y la adaptación a la IA?
– Organizaciones
– Sector público
– Empresas privadas
– Ciudadanía
De momento, los Ombudsmen en el seminario internacional sobre IA y derechos humanos piden una Inteligencia Artificial que respete los derechos, crear un nuevo Humanismo Tecnológico y que la ética sea un eje para regularla en los próximos años.