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Saltar al vacío, una reflexión personal

mayo 15, 2024 CluPad
Saltar al vacío, una reflexión personal

sobre la gestión de la incertidumbre y el crecimiento personal

¿Sabéis aquellos que siempre están diciendo que hay que salir de la zona de confort? Pues no sé si estoy de acuerdo con ellos, aunque lo que sí que es cierto es que de tanto en tanto la vida te empuja a saltar al vacío, lo quieras o no.

Hoy cumplo 55 “tacos” (qué expresión más ochentera) y en todo este tiempo en alguna ocasión he tenido que saltar al vacío, ya sea en lo profesional o en lo personal. Hace unos pocos días, de hecho, me di el gustazo de saltar en paracaídas en Empuriabrava, toda una experiencia. Seguramente, si no hubiera sido porque fui para acompañar a alguien a quien quiero mucho, no lo hubiera hecho. Es cierto que sí que era una experiencia que tenía en mente desde hace muchos años y a la que no me negaba a hacer, pero tampoco tenía el aliciente para decidirme.

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Creo que lo que os acabo de explicar resume perfectamente lo que intento deciros sobre “saltar al vacío”, pero voy a intentar profundizar un poco más.

“El mayor riesgo es no tomar ninguno.”

Mark Zuckerberg

Tener que tomar decisiones audaces y arriesgadas sin tener la certeza de lo que sucederá después es algo por lo que todo el mundo pasa tarde o temprano. Ya sea por propia iniciativa o por el contexto, te puedes ver empujado a abandonar esa zona de confort de la que hablaba al principio y, en consecuencia, a gestionar una incertidumbre a la que no estás acostumbrado. Evidentemente, este tipo de experiencias permiten crecer y aprender, que a fin de cuentas es de lo que se trata.

Creo que para “saltar al vacío” hay que aprender a gestionar el riesgo y la incertidumbre. En lo profesional es algo a lo que ya estoy acostumbrado. Desde 2021, especialmente, he ido combinando contratos temporales con proyectos como autónomo. Esta situación me ha permitido aprender a gestionar una realidad en la que no sé lo que pasará en unos meses. Ahora, por ejemplo, mi actual contrato con la UOC terminará el 31 de agosto y de momento no tengo nada a la vista, aunque confío en que podré encontrar el camino adecuado.

Una lección importante que he aprendido durante este tiempo es que la flexibilidad y la adaptabilidad son claves. Enfrentarme a situaciones inciertas me ha enseñado a ser más resiliente y a encontrar oportunidades en medio de la incertidumbre.

Otro elemento importante para poder “saltar al vacío” es tener la valentía de dar el paso. En diciembre de 2004 llevaba 13 años trabajando como conserje en un polideportivo municipal; la verdad es que tenía una vida muy tranquila, pero se me presentó una oportunidad que para mí supuso saltar al vacío, un cambio radical de profesión. Siempre le agradeceré a Javier Llinares la oportunidad que me dio de incorporarme a TAO-gedas y acompañarlo posteriormente a través de T-Systems y Autoritas.

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Me gustaría reseñar también que la confianza en uno mismo es clave en todo esto. En muchas ocasiones, el síndrome del impostor te paraliza y no te deja confiar en ti mismo. Pero no solo es confiar en tus propias habilidades, también es confiar en que la decisión que vas a tomar es la mejor y que eso te hará crecer como persona. Hace unos años decidí cambiar de ciudad. Dejé L’Hospitalet, donde había vivido 48 años, para mudarme a una ciudad pequeña como es Centelles. Y sí, lo hice porque conocí a la que hoy es mi mujer, y por ella daría mil y una veces ese salto al vacío.

Creo que es importante reflexionar de vez en cuando en los “saltos al vacío” que tenemos que dar, aprender de lo que ha salido bien y, sobre todo, de lo que ha salido mal. No tiene por qué ser obligatorio salir de la zona de confort; si estás bien ahí, perfecto. Pero en ocasiones hay que tomar decisiones y hay que plantarles cara.

Si me lo permitís, unos pequeños consejos para gestionar esos saltos al vacío:

  1. Acepta el miedo, pero no dejes que te paralice. Es lo peor.
  2. Analiza los riesgos, pero que tampoco te paralicen. Si son asumibles, adelante.
  3. Busca apoyo en personas de confianza. Tu pareja, tu familia, tus amigos son una red inmejorable para amortiguar la caída si llega el caso.
  4. Mantén una mentalidad abierta y flexible. Te permitirá ir más allá.
  5. Aprende de cada experiencia, sin importar el resultado. Se aprende de lo bueno y de lo malo.

Me gustaría invitaros a reflexionar sobre vuestros propios “saltos al vacío”. ¿Cuáles han sido? ¿Qué habéis aprendido de ellos? Si os apetece, compartid vuestras experiencias con todos en los comentarios, me encantaría conocerlas.

Espero que estéis bien y que esos saltos que deis en la vida os den lo mejor para ser cada día mejores personas.

Un abrazo,

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