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Sobre el atentado contra Donald Trump

julio 17, 2024 CluPad
Sobre el atentado contra Donald Trump

En un mundo donde la información fluye y las noticias falsas se propagan con rapidez, la verdad se ha convertido en un recurso escaso. Y con el reciente atentado contra Donald Trump no podemos hacer una excepción. Las teorías conspirativas han encontrado un terreno fértil para crecer, alimentadas por la desinformación y potentes tecnologías como la inteligencia artificial. Este suceso ha puesto de manifiesto cómo la narrativa sobre un evento puede no corresponderse con la realidad, creando confusión y polarización.

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BlueAnon: La contraparte liberal

En el espectro político de Estados Unidos, BlueAnon ha surgido como una respuesta a las teorías de QAnon. Esta facción liberal ha desarrollado sus propias narrativas, intentando contrarrestar las afirmaciones extremistas de la derecha.

Tras el atentado contra Trump, desde las zonas de influencia de BlueAnon se ha sugerido que el ataque fue escenificado, que fue un ataque de bandera falsa. Prueba de ello es que la palabra “staged” (escenificado) se convirtió en tendencia en X, insinuando que el evento fue un montaje. Las imágenes de Trump con sangre (que algunos decían que era gel teatral) en la cara y el puño levantado alimentaron esta teoría, sugiriendo que todo fue demasiado perfecto para ser real.

En X, publicaciones que recibieron millones de vistas, sugerían que la multitud no reaccionó de manera adecuada al tiroteo, insinuando que todo estaba escenificado. Sin llegar tan lejos en las insinuaciones, pero sí extrañándose del comportamiento de las personas que se encontraban en la gradería tras Donald Trump, el periodista Jordi Basté de RAC1 hace una reflexión sobre el tema dando que pensar en qué pudo haber pasado en realidad.

Si hasta nosotros, viendo todo desde fuera y sin estar tan polarizados, nos ponemos a pensar en estas cosas, es totalmente comprensible que quienes están más inmersos en el tema se dejen llevar y lleguen a conclusiones más extremas.

También ha habido puesta en escena de teorías conspirativas por parte de personalidades del partido Demócrata como el asesor Dmitri Mehlhorn que llegó a insinuar que el tiroteo fue planeado por Trump para obtener beneficios políticos. Pero no ha sido el único, otro ejemplo es la actriz y activista Andrea Seales que lo comparó con una producción teatral de Tyler Perry.

QAnon: La teoría conspirativa de la derecha

Por otro lado, las teorías de QAnon no tardaron en aparecer. Estas afirmaciones, igualmente sin fundamento, acusaron al presidente Joe Biden de estar involucrado en el ataque. Mike Collins, representante de Georgia, afirmó que el Servicio Secreto estaba implicado y pidió que Biden fuera acusado de incitar al asesinato.

Si nos venimos un poco más cerca, podemos ver como esa influencia también genera declaraciones con un significado similar. Santiago Abascal y Vox no acusan directamente a Biden, pero si a la “izquierda globalista” y estirando del hilo, aprovechan para dejar caer que su versión española, lamentan que el atentado haya fallado.

“Gracias a Dios Trump ha sobrevivido al intento de asesinato. Hay que detener a la izquierda globalista que está sembrado el odio, la ruina y la guerra. Lo terrible es que en España gobierna la peor versión de esta izquierda y ahora mismo estarán lamentando íntimamente que el asesino haya fallado”

Santiago Abascal

Otras publicaciones en X y en plataformas como Truth Social sugieren que el ataque es parte de la guerra secreta entre Trump y el “Deep State”. Algunas de las teorías más locas incluyen, para variar, acusaciones contra Barack Obama, Hillary Clinton y Mike Pence, sugiriendo que están detrás del intento de asesinato, siendo este una represalia contra Trump por enfrentarse a “élites pedófilas satánicas”. Por supuesto, no faltan los contenidos guerracivilistas o que acusan a Antifa y a los judíos de estar detrás del ataque.

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Antes de que se identificara al atacante, Thomas Matthew Crooks, se difundieron acusaciones falsas contra otras personas, incluso llegando a señalar al comentarista deportivo Marco Violi, con todo lo que esto supone a nivel reputacional, de linchamiento público e incluso de incitar a la violencia contra inocentes.

Consecuencias y responsabilidad de las redes sociales en el atentado contra Donald Trump

La proliferación de estas teorías tiene consecuencias graves. Y plataformas como X, juegan un papel importante en la aceleración de la propagación de información infundada. Los algoritmos de estas redes sociales tienden a recomendar publicaciones que confirman las creencias previas de los usuarios, creando cámaras de eco que refuerzan las teorías conspirativas. Incluso Elon Musk sugirió que el Servicio Secreto pudo haber permitido deliberadamente el ataque, un comentario que también fue ampliamente difundido.

La desconfianza en las instituciones y el aumento de comentaristas partidistas contribuyen a esta propagación de desinformación. La violencia política, como señala Megan Squire del Proyecto de Inteligencia del Southern Poverty Law Center, suele generar teorías conspirativas, agravando la situación en un ambiente político ya polarizado. La atomización social y la precariedad económica llevan a las personas a buscar explicaciones sencillas para eventos complejos, encontrando en las teorías conspirativas una lógica que les resulta más fácil de asimilar lo que ha ocurrido.

Lara Putnam, historiadora de la Universidad de Pittsburgh, explica que estas teorías ofrecen un “villano conocido”, lo cual es menos inquietante que aceptar la posibilidad de que una persona malvada y desconocida sea responsable del ataque. Así, los partidarios de Trump encontraron “miedos reconfortantes” al culpar a Biden del atentado, mientras que quienes desconfían de Trump estaban predispuestos a creer que el tiroteo fue una operación de falsa bandera organizada por él.

En conclusión, la situación requiere una reflexión profunda sobre el papel de la información y como la tratan y difunden las tecnologías en la sociedad. Es esencial que tanto las plataformas online como los usuarios seamos más críticos y responsables con la información que consumimos y compartimos, para evitar que la desinformación y las teorías conspirativas sigan alimentando la división y el caos.

Por último, lo que más me inquieta no es solo la desinformación en sí, sino la velocidad con la que aceptamos y difundimos estas “nuevas narrativas” sin cuestionarlas. Me pregunto a menudo si estamos dispuestos a sacrificar la verdad por la comodidad de una explicación sencilla, mucha gente parece que la comodidad del clic, del titular de clickbaiting o del timeline de scroll infinito de TikTok es suficiente para aceptar algo como verdad. Vivimos un momento donde la información falsa puede tener consecuencias reales y malas, y es crucial que todo el mundo asuma la responsabilidad de diferenciar la verdad en un mar de mentiras.

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