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Los medios que se van de X, ¿por reputación? ¿Por responsabilidad? ¿Por interés?

noviembre 15, 2024 Medios
Los medios que se van de X, ¿por reputación? ¿Por responsabilidad? ¿Por interés?

“Medios abandonan X en un movimiento que refleja preocupaciones por toxicidad y pérdida de relevancia en la red social de Elon Musk.”

Los medios abandonan X: Elon Musk y Donald Trump, el 5 de octubre de 2024, en Butler, Pensilvania.

«La Vanguardia tenía 1,4 millones de seguidores en su cuenta de X hasta ayer, pero, si mira sus últimos mensajes, verá que muchos tienen ocho retuits, no más», cuenta la abogada Ofelia Tejerina, presidenta de la Asociación de Internautas. «Es evidente que X no le funcionaba, que La Vanguardia no ganaba gran cosa allí». Marta Peirano, autora del ensayo El enemigo conoce el sistema (Debate, 2019) amplía esa idea: «Mi teoría es que las maniobras de Elon Musk han bajado la visibilidad de muchos medios y muchos usuarios. Es un caso de shadowbanning masivo. De modo que los periodistas nos hemos ido/nos han echado de X porque sabemos que Musk ha alterado el algoritmo para ampliar su propia visibilidad. Yo lo sé porque me lo dijo él. También sabemos que, durante la campaña, las cuentas de ultraderecha han tenido más visibilidad… Creo que la pregunta no es si hay que irse, la pregunta es si los periodistas deberían quedarse».

Las voces de Peirano y Tejerina y la extraña irrelevancia de los mensajes en X de La Vanguardia explican, en parte, la decisión del diario barcelonés que, siguiendo a The Guardian en el Reino Unido, dejó ayer de divulgar su trabajo en la red social de Elon Musk. Sus cuentas quedarán en suspenso. «Esta red social se ha convertido en una plataforma en la que encuentran una caja de resonancia las teorías de la conspiración y la desinformación», dice el comunicado el diario, que también nombra la vinculación de Musk con la candidatura y el futuro equipo de Donald Trump.

¿Qué se puede reprochar a X desde el bien común? ¿Qué se le puede reprochar que no se pueda extender a Meta (multada con 5.000 millones de dólares en el caso de Cambridge Analytica) o a TikTok («fabricado para ser adictivo» y tutelado por un gobierno autoritario)? ¿Qué se le puede reprochar que no hiciera el Twitter de JackDorsey? «En 2021, Twitter reconoció que sus algoritmos amplificaban mensajes de derechas», recuerda Tejerina.

A X se le pueden reprochar muchas cosas, por supuesto. Carlos Guadián, analista de redes sociales, sostiene que «desde que llegó Musk, la obsesión ha sido presentar X como una barra libre. Desaparecieron todas las barreras que había y el trol es el rey. No hay nada que lo frene. Twitter ya estaba enrarecido, pero había un esfuerzo por poner barreras». Tejerina sigue con su hilo: «X está en un momento de cambio en el que la prioridad es la gestión de la empresa. Jack Dorsey tenía otros valores. Dorsey es mucho más libertario que Musk, es más hippy que los hippies. A Musk le interesa la libertad si cree que le da rendimiento… Pero hay algo en X que no está bien gestionado, no aún». Tejerina cree que debe de existir un punto de equilibrio entre la libertad de opinión y las herramientas de verificación y denuncia de las manipulaciones, y sostiene que el trabajo de X por desarrollar esas herramientas es, por ahora, insuficiente. ¿Insuficiente por una cuestión de torpeza que tendrá arreglo a la larga o porque ése es el interés mercantil de X Corp? «No lo sé.No estoy en la mente de Elon Musk. Quiero creer que están trabajando».

En cualquier caso, el pecado de Musk es, en el fondo, el de crear un marco de hiperlaxitud que hace de X un lugar nocivo. Y, eso, comparado con Cambridge Analytica y Meta suena casi inocente. «Más o menos estoy de acuerdo, aunque creo que en Cambridge Analytica hubo una parte de inconciencia. Además, a Musk se le ve venir, no engaña a nadie». X tampoco engaña a nadie. «X es la discoteca que huele mal y de la que todo el mundo se quiere ir pero de la que nadie se va porque no se sabe dónde seguir», dice Peirano.

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«Alguna radio se fue de X antes que The Guardian. Y hay un goteo constante de figuras públicas. Colau y Collboni se han ido. Yo trabajo con empresas, ese runrún está, la gente se pregunta si estar en un medio en el que la vinculación no es posible. La decisión de La Vanguardia la encuentro normal en ese sentido, están administrando sus recursos. X no les da tráfico, no genera debate y es un medio desagradable. Se van. Otra cosa es que la excusa reputacional para que no parezca que abandonan a los lectores que quedan».

Entonces, ¿para qué servirá X a medio plazo? «¿Para desahogarse, para chillar igual que se va al estadio a chillar?», responde Guadián. «No sé si Musk unirá X a Truth [la red que creó Donald Trump cuando fue expulsado de Twitter]. Puede. Creo que intentará monetarizarla como pueda. Hará cosas como vender Grok, su aplicación de IA, en X. Y , si en algún momento entiende que reponer los frenos le ayuda a recuperar su inversión, lo hará. Para Musk, X tiene un valor: primero como altavoz, lo vio en el caso de [la criptomoneda] Dogecoin. Y, segundo, como base de datos para el entrenamiento de Grok. El archivo de Twitter no tiene precio para Grok». Peirano recuerda que hoy mismo termina el plazo que X abrió a sus usuarios para que vetaran el uso de sus datos en Grok.

«La justificación de La Vanguardia me parece una excusa», añade Tejerina. «Miren: ustedes hacen información. Posiciónense, trabajen, aprendan el algoritmo y sean un medio fiable en X también, abanderado de la buena información, que es lo que la sociedad espera de cabeceras así».

Sólo falta incluir un relato íntimo del ascenso de Twitter y la caída de X como el gran revulsivo de la conversación pública durante 15 años. Carlos Sánchez Almeida, abogado y activista de primera hora en Twitter lo cuenta 13 años después del 15M. “Mi experiencia, mi conocimiento incluso de lo que era la adicción a Twitter me llevó a marcharme durante la pandemia porque todo lo que recibía de Twitter era tóxico. Pero tenía 33.000 seguidores, pensaba que no podía dejarlos así. El 23 de abril de 2020 me registré en Mastodon. Y el día que Elon Musk compró Twitter me fui definitivamente y escribí un artículo que decía que quien se quedara, quien tuviera miedo de perder los 100.000 seguidores de los que creía poder vivir, iba a quedar igual de contaminado que Twitter… Y, ahora que ha ganado Trump las elecciones pienso en volver. En El Arte de la guerra de Sun Tzu se dice que sólo los espías deben combatir en el terreno del enemigo. Pues eso es lo que hay que hacer ahora con Donald Trump, con Elon Musk y con su poder omnípodo. Me parece bien si el público se marcha. Pero creo que quien tiene la función de supervisar al poder debe quedarse”.

“Se han perdido los frenos inhibidores. Es el lugar en el que te revuelcas en el barro, para beneficio de los radicales. Si nos comportamos todos como cerdos, los que de verdad ganan son los cerdos. Pensamos que es sin consecuencias pero claro que las tienen: acoso escolar, suicidios, linchamientos, aparición de personajes indocumentados que aparecen como fuentes de verdades divinas… Yo ya me había ido de Facebook en 2010 porque pensaba que la conversación pública tenía que ser otra cosa. En Twitter se podía hacer la revolución, daba gusto trabajar en Twitter. Bastaba con sincronizar algunos mensajes para oucpar la agenda pública. Era lo que llamábamos tocar el tambor. Después, los radicales se apoderaron del debate como siempre pasa. Los medios de información se quisieron sumar. Ponían a gente a hacer noticias del tipo: ‘La impactante opinión en Twitter de tal famoso’. Me lo han hecho hasta a mí. Y se olvidaron de hacer su trabajo”.

Publicación Original

  • Medio: El Mundo
  • Autor: Luis Alemany
  • Fecha: 15/11/2024

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