Exclusión financiera y brecha digital
La recomposición de la banca aprovechando la situación que ha causado la pandemia ha vuelto a poner de manifiesto un grave problema para muchas personas. La exclusión financiera. Una situación que hace referencia «a la imposibilidad, incapacidad o falta de acceso a los productos y servicios financieros más elementales, como pueden ser cuentas de ahorro, medios de pago, créditos o seguros.»
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Despidos y cierres de oficina en el sector bancario
Solo hace falta hacer una búsqueda para ver que las noticias van llenas sobre el cierre de oficinas, la desprovisión de servicios presenciales financieros en núcleos rurales y en definitiva la exclusión financiera a la que se van a ver abocadas muchas personas.
La reestructuración de entidades bancarias como BBVA, Caixabank o Santander dejará sin trabajo a unos 15.000 trabajadores del sector. Las operaciones de fusión y la intensificación del uso de la banca digital han puesto en bandeja de plata a las entidades la excusa perfecta para reducir plantillas, a pesar de haber tenido casi un beneficio de 9.000 millones de euros en el primer trimestre de 2021.
Esta reducción de los empleados y las fusiones que se han llevado a cabo conlleva la reducción de oficinas. Se estima que en los próximos años se cierren un 70%, unas 20.000 oficinas, de las existentes actualmente. Y no es algo que se empiece a producir ahora, es una tendencia que viene acentuándose desde hace unos años.
Más allá del problema que afecta a miles de trabajadores de un sector en pleno proceso de reconversión, tenemos también el problema de los usuarios que por diferentes motivos no tienen los recursos o las habilidades para poder operar digitalmente. En CluPad ya he hablado en más de una ocasión sobre el hecho que la tecnología puede suponer una brecha digital para muchas personas. En lo laboral, en la educación y, por supuesto, en lo financiero.
La exclusión de las personas mayores
Para muchas poblaciones poder disponer de una oficina bancaria es un nexo de unión importante con la entidad que les gestionan su dinero. Sobre todo personas mayores que necesitan del soporte de alguien, de su acompañamiento para poder hacer frente a un entorno, el financiero, que es ininteligible para la mayoría. Y si ahora se les pide que operen a través de una aplicación que no entienden, cuando la gran mayoría, si disponen de teléfono inteligente operan con WhatsApp y poco más.
La barrera cultural que tienen que vencer va más allá de no tener habilidades para poder utilizar una aplicación bancaria. El miedo a que su dinero se pierda en una cosa etérea como es Internet, a que se lo roben, a que hagan algo que no está bien y desaparezcan sus ahorros provoca per se un rechazo visceral a todo lo que no sea presencial.
Inclusión financiera
Es necesario que haya planteamientos de inclusión financiera. Que estos vayan más allá de poner el objetivo en tener la mejor app valorada en banca. El objetivo tiene que ser solventar el servicio a muchas personas que por falta de formación, falta de recursos económicos, falta de infraestructuras, concepción cultural o por la edad no pueden operar con estas aplicaciones. Y diría que incluso, no pueden tampoco operar con un cajero automático. Cajeros que también están desapareciendo tras el impulso de los pagos electrónicos y del dinero digital que viene.
La inclusión financiera tiene cuatro componentes principales:
- El acceso a la infraestructura bancaria.
- El uso de los productos y servicios.
- La protección al usuario.
- La educación financiera.
El acceso a la infraestructura bancaria, que es el tema principal del artículo, es vital para muchas personas. Una solución que ya se está poniendo en marcha en algunos sitios son las oficinas itinerantes. Unas oficinas que no os vayáis a pensar que es un servicio bancario gratuito. Si la población a la que acuden no genera un volumen mínimo de operaciones, el municipio tiene que pagar la diferencia.
Pienso que dentro de los objetivos sociales de las entidades bancarias, de sus fundaciones, de sus acciones de responsabilidad social corporativa, de sus acciones orientadas a los ODS deberían tener en cuenta a todo un sector de la población que nos ha criado, educado, cuidado y amado. Todo un sector de la población que han confiado en ellos para tener sus ahorros, hacer sus inversiones y gestionar sus finanzas de la mejor manera posible.