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Robots, ¿serán buenos compañeros o instrumentos útiles?

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Hace pocos días de la celebración del centenario de la palabra Robot. Desde entonces la concepción de lo que significa y como representarlo ha cambiado. En 1993 nacía la leyenda. Una caricatura publicada por Peter Steiner en el diario New Yorker llamada “En Internet nadie sabe que eres un perro”… Hoy en día la tenemos que cambiar por “En Internet nadie sabe que eres un robot“.

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Para ser conscientes de como ha evolucionado primero pensar en alguno de los primeros robots como María en Metrópolis o en R2D2 y C3PO. Y ahora imaginar a Will Smith teniendo una cita con Sophia.

Sophia es «un robot humanoide (ginoide) desarrollado por la compañía, con sede en Hong Kong, Hanson Robotics. Ha sido diseñada para aprender, adaptarse al comportamiento humano y trabajar con estos satisfactoriamente. Ha sido entrevistada en todo el mundo y en octubre del 2017, se convirtió en una ciudadana saudí, siendo así el primer robot con ciudadanía de un país.»

Otro dato más sobre Sophia. China tiene previsto fabricarla en masa para ayudar en la lucha contra el coronavirus ayudando a cuidar a los enfermos. También están contemplando su fabricación para proporcionar compañía.

Más allá que para el vídeo se haya juntado una celebridad como Will Smith y un robot, la verdad que la situación creada tampoco aporta nada espectacular. Algo de humor de situación, las referencias a Yo Robot y la presencia de Sophia que atrapa la atención por el efecto Valle Inquietante que produce. Y es aquí dónde quería llegar.

¿Si un robot se parece mucho a un humano, lo rechazamos? Y no solo en la forma, sino en su inteligencia. Parece que sí según la “Teoría del Valle Inquietante“.

La sensación que me genera Sophia es extraña. Soy consciente que es un robot, y no un robot de película o serie. Pero esos intentos de generar expresiones faciales y ver como se le retuerce la piel del cuello me dicen que hay algo que no va bien. Seguramente ver a Sophia como un ente de Inteligencia Artificial es el desencadenante de la sensación.

Precisamente el otro día tuve una conversación con @edelvallemartin y @Mertxe en el que salió el concepto a raíz de la noticia que Microsoft ha patentado un chatbot para sustituir a personas muertas.

Cuando aunamos #IA y #Robótica podemos optar por caminos diferentes. Podemos intentar emular a la naturaleza y buscar sustitutos, como es el caso de aibo el perro robot de Sony. O también podemos ir un poco más allá y pensar en el perro robot de Boston Dynamics. Estos están pensados para ser asistentes en el hogar, realizar tareas de vigilancia, etc.

Son dos caminos diferentes. El primero el de la sustitución y el de la socialización. Ya sea con persona o una mascota. El segundo el de crear una herramienta para unas determinadas tareas.

En el primer camino la IA es la protagonista. Y en la evolución de este tipo de inteligencia artificial el objetivo está en ser totalmente autónoma. Este desarrollo es el que puede llevar a que en un momento dado se produzca la llamada singularidad.

Un estudio del Instituto Max-Planck sugiere que los humanos no podrían evitar que una IA tomara sus propias decisiones. Aunque también es cierto que el escepticismo que se pueda producir la singularidad está bastante extendida.

El dilema de esta posible situación es cómo reaccionar ante esa nueva humanidad, esa consciencia adquirida por una estructura de silicio. Pero también hacia el mismo uso de la tecnología para suplir una persona.

En el segundo camino es el instrumental. Y aquí el problema es que este tipo de sustitución es más inhumano. El ámbito de sustitución no es el personal, es el laboral. Y en este ámbito “la automatización mediante ‘bots’ o ‘robots’, con la única excusa de reducir costes para aumentar la competitividad, viene a significar lo mismo que reducir el Derecho al Trabajo para aumentar la Libertad de Empresa”.

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Una desigualdad que ya se está combatiendo. Ya han habido sentencias en las que se considera sustituir a un trabajador por un robot como un despido improcedente. También hay amplios debates sobre si los robots deberían cotizar para contribuir al sistema como un trabajador más. En Estados Unidos políticas como Alexandria Ocasio-Cortez @AOC han impulsado #TaxARobot como respuesta al temor a la pérdida de puestos de trabajo que previsiblemente se nos viene encima.

Las reacciones ante esta situación podría encajar con las protestas de los primeros luditas, considerar a la tecnología como un enemigo. Es algo que se debe evitar. Hay que generar trabajadores aumentados, el futuro no es sólo de las cosas inteligentes… Hay que aprovechar la tecnología para procurar que podamos hacer cada vez más cosas, no para que una máquina las pueda hacer por nosotros…

La clave de todo esto, como señalaba una viñeta del El Roto es «humanizar a los robots, robotizar al hombre.»

Un meme

I’m not a Robot #captcha

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