La ciberseguridad es un elemento que no se puede dejar de lado en organizaciones, empresas y administraciones. Los recientes ataques al INE, justicia, economía y otros ministerios, junto con las malas experiencias del SEPE o el Ayuntamiento de Castellón entre otros ponen de manifiesto que eso de la ciberseguridad es una asignatura que tenemos pendiente.

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En casa la batalla continua es hacer entender – a ese adolescente que quiero tanto y que me vuelve loco de tanto en tanto ? – que tiene que tener cuidado con los sitios a los que accede. Que no se tiene que fiar de todo lo que escucha de boca de sus influencers de cabecera y que esos trucos y supuestas ventajas para mejorar su equipación del Fornite, su puntuación del FIFA o poder descargarse la última canción de moda del instituto normalmente tienen trampa.

No es la primera ocasión que tengo que hacer una limpieza de su móvil y del portátil. Y eso que tiene instalados sendos antivirus, pero de vez en cuando se le cuela algo.

Los niños y los adolescentes son confiados por naturaleza y no suelen recelar de lo que les ha contado un amigo, que ha visto que un youtuber ha dicho, que un conocido ha podido hacer… En fin, querer llegar al origen de la información es casi misión imposible, y por ende seguro que lleva trampa. Pero es complicado hacerles entender que las cosas son así. Su curiosidad les puede, como la que mató al gato ?.

Sin embargo, a pesar de que para poder encontrar dicho truco o ventaja son capaces de investigar y probar lo que haga falta, después son bastante “analfabetos” si nos referimos al plano digital. Operaciones tan sencillas como adjuntar un archivo a un mail – no los saques de WhatsApp o de la mensajería de Instagram -, editar una imagen o un vídeo con un editor online puede suponer todo un reto al que no quieren hacer frente.

No digo que todos sean así, pero la percepción que tengo por lo que puedo observar es así. La facilidad de las apps les lleva a la ley del mínimo esfuerzo. Si pueden hacer un clic, para qué van a hacer dos. Y la evolución del software que facilita cada vez más las cosas también les empuja a ello. La máxima es recibir contenidos y recursos de manera pasiva… ? MMM ¿tendrá algo que ver que la inteligencia artificial nos está volviendo tontos?

Y el tema de la ciberseguridad es algo que no perciben como algo que les puede afectar en su día a día. Hasta que ocurre algo y entonces todo son problemas. Que si me han entrado en mi cuenta de Instagram, que si he perdido todo lo que tenía en la PlayStation, que si alguien ha enviado mensajes haciéndose pasar por mí… En fin, entre excusas para disculparse de determinados comportamientos y la realidad, el tema de la ciberseguridad no lo tienen muy por la mano.

Una de las claves es poder acompañarlos en todo el proceso, poder enseñarles, indicarles y sobre todo darles la suficiente información para que puedan actuar de manera autónoma cuando sea necesario.

Para reforzar precisamente su formación «el Senado y el Congreso de los Diputados han pedido al Gobierno de España que lo haga en dos colectivos especialmente vulnerables, niños y adolescentes, mediante la creación de una asignatura obligatoria de esta disciplina en colegios e institutos.»

Pienso que es una asignatura necesaria, que se debería empezar a impartir en el momento que los niños empiezan a tener dispositivos a su alcance. No solo les tiene que servir para su experiencia en Internet como niños y adolescentes. Es una asignatura que debería poner las bases para una mejor experiencia de adultos y sobre todo como profesionales.

La falta de profesorados con las habilidades necesarias, la falta de recursos y también la falta de preparación de los padres y madres en estos temas hará difícil su puesta en funcionamiento. Pero que se plantee como una necesidad ya es un primer paso para evitar que la tecnología siga siendo una brecha social.

? Por si no lo conocéis el podcast del INCIBE “seguridad del internauta” es un recurso fantástico para conocer esas cosillas en temas de ciberseguridad que nos pueden ayudar en más de una ocasión.