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Como está cambiando el mundo pospandemia

Como está cambiando el mundo pospandemia

Poco a poco empezamos a ver como se dibuja el mundo pospandemia. Desde las cosas más obvias como es que el teletrabajo ha llegado para quedarse, hasta otras quizá no tan evidentes como que la nueva geopolítica pivota en la tecnología. Vamos a ver unas pinceladas de la nueva escena que se dibuja ante nosotros.

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La fatiga Zoom y los apagones mentales

La pandemia y la pospandemia nos han abocado con más fuerza a lo digital. Ha aumentado nuestro consumo de contenidos digitales, hemos aumentado nuestro uso de los dispositivos y hemos reforzado nuestra comunicación por videoconferencia. Y no todos los cambios son positivos, algunos también tienen su lado negativo, por ejemplo el uso intensivo de las videoconferencias ya ha dado para hablar de la fatiga zoom como un efecto secundario a este cambio de hábitos.

Toda esta sobrecarga digital ha hecho que “muchas personas se sintieran agotadas por el constante flujo de información que, en ocasiones, se contradecía. Lo que experimentamos es similar a un ataque de denegación de servicio a nuestro cerebro, que al saturarse nos genera un apagón mental“. Es decir, ha llegado el momento en el que somos capaces de aislarnos de determinado tipo de impactos informativos. Apagamos selectivamente nuestra atención a consecuencia de la normalización de determinado tipo de información.

Pensar en lo siguiente. ¿Prestáis igual de atención a los datos que informan sobre el número de infectados o muertes por Covid-19 que a las noticias de desescalada y de apertura? ¿Os sigue impactando igual el conflicto entre Israel y Palestina que el primer día?

Robots e IA en el mercado de trabajo

Otro de los cambios que este mundo pospandemia no está trayendo es el uso de la IA y de robots para suplir muchas actividades humanas. Ya sea para optimizar el proceso productivo o sencillamente para no depender de las enfermedades de los trabajadores se está haciendo outsourcing de muchos empleos a pasos acelerados.

Un buen ejemplo que está es la reciente puesta en marcha de Pichi, el robot informador de la Casa de la Panadería. Lo podéis encontrar en Centro de Turismo Plaza Mayor. Y tal como él mismo dice:

«Conozco la ciudad como los cables de mi mano y tengo los mejores planes para ti, es decir los que te van como anillo al dedo. Sólo con mirarte a los ojazos, el algoritmo de mi IA pilla en un santiamén lo que puede hacerte más feliz, porque vengas de donde vengas y seas como seas en Madrid siempre eres bienvenido.»

La verdad es que no sé qué pensar sobre Pichi. Su aspecto de buenas a primeras no es muy amigable y como dicen los de Microsiervos «Pichi», es ese tenebroso robot madrileño que asusta mazo.

La transición digital está cambiando nuestras vidas. Hemos aprendido lo que es la escuela y el trabajo a distancia, hemos visto cómo las instituciones abrazan el cambio y hemos adoptado la sanidad digital. El mundo del trabajo no es diferente y lo queramos o no su transformación es imparable. Pichi es un pequeño ejemplo, pero a nuestro alrededor se está normalizando la interacción con máquinas y algoritmos.

Geopolítica Digital

Muchos países ha pasado a poner en marcha estrategias en Redes Sociales orientadas a manipular la opinión pública. El astroturfing estatal es el pan de cada día y países como China se ven totalmente retratados en informes como el que ha publicado Associated Press conjuntamente con Oxford Internet Institute.

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Un informe que pone al descubierto que «el ascenso de China en Twitter ha sido impulsado por un ejército de cuentas falsas que han retuiteado decenas de miles de veces a diplomáticos chinos y medios de comunicación estatales, amplificando de forma encubierta la propaganda que puede llegar a cientos de millones de personas, a menudo sin revelar el hecho de que el contenido está patrocinado por el gobierno.»

Los políticos y los partidos políticos lejos de utilizar Twitter como herramienta de interacción con el electorado y de debate abierto suelen recurrir a mensajes emocionales con referencias cruzadas que puedan multiplicarse y viralizarse para reforzar sus líneas ideológicas. Vamos, que eso de la conversación de la web 2.0 ha quedado ya muy lejos.

Ante este tipo de situaciones me sigo preguntando si realmente les vale la pena. Si realmente influyen este tipo de campañas más allá que sirvan para engrandecer artificialmente números de impacto. Sí que es cierto que cuanto más ruido hay alrededor de un tema, cuanta más emoción se puede generar, más puede llegar a calar en nuestro pensamiento, aunque recordar lo que os he comentado antes sobre los apagones mentales.

Efecto rebote

En algunos aspectos parece que lo que estamos teniendo es un efecto rebote. Me explico. El confinamiento y las restricciones de movilidad nos ofrecieron la posibilidad de volver a ver grandes ciudades libres de tráfico y de malos humos. Parecía que era el momento perfecto para provocar cambios en cuanto a los hábitos de movilidad personal.

Pero más allá del incremento en el uso de patinetes y bicicletas el tráfico vuelve y con fuerza, robando muchos usuarios al transporte público debido al miedo a compartir espacios cerrados en los trayectos diarios. En Australia ya lo han notado y pese a que es algo que todavía se está reajustando de momento la polución generada por el transporte privado y los atascos ya vuelven a tener su protagonismo en el día a día.

Determinadas situaciones pueden llevarnos a querer con más intensidad algo de lo que nos hemos visto privados. Todos tenemos en mente las imágenes de fiesta al acabarse el estado de alarma. Hay tenemos otro efecto rebote. Esperemos que como en el transporte pasada la punta de intensidad, todo se normalice un poco.

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