¡Atención! Antes de aceptar, leer hasta el final
Internet nos ha dado acceso a cantidades ingentes de información, nos facilita poder comunicarnos y por supuesto se ha convertido en una fuente inagotable de entretenimiento. Por contra, sus continuos impactos está modelando nuestros cerebros y nos están cambiando. Somos más impacientes, nos cuesta más concentrarnos, comprendemos menos lo que leemos y padecemos, mal que nos pese, del miedo a perdernos algo (FOMO).
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La Generación Google, aquellos nacidos a partir de 1993 tienden a leer de prisa, superficialmente, mostrando menos capacidad de análisis. Pero pienso que no solo ellos. Yo mismo soy víctima de esa impaciencia y de esa falta de concentración. Cuando llega la noche y puedo dedicarme un rato a una lectura pausada me cuesta adaptarme y pasar del modo internet, al modo libro.
Leer los términos y condiciones
Una pregunta ¿Quién se lee las condiciones de uso o la política de privacidad de todas y cada una de las aplicaciones, servicios, webs… que utilizamos?
La verdad es que son largas, muy largas de leer, además de complicadas. Según la infografía que tenéis a continuación elaborada por VisualCapitalism los términos y condiciones de uso más cortos, y, por lo tanto, con los que tardaríamos menos, son los de Instagram. Un total de 9 minutos y 42 segundos. Los más largos, por contra, serían los de Microsoft, a los que tendríamos que dedicar un total de 1 hora 3 minutos y 30 segundos.
Estos cálculos los han hecho teniendo en cuenta una velocidad de lectura de 240 palabras por minuto.
La consecuencia directa es que el 97% de los usuarios acepta sin haber leído los términos y condiciones de uso.
Y el que esté libre, que tire la primera piedra…
La cláusula Van Halen
Es importante leerse todo el texto antes de aceptar cualquier cosa. No solo por lo que pueda suponer aceptar algo sin haberlo leído. Si no también por lo que puede significar para el que te lo hace firmar.
La cláusula Van Halen es una condición que el grupo ponía en sus contratos de conciertos por la que se pedía que en el backstage tenía que haber un bol lleno de M&M´s de colores, menos aquellos que fueran de color marrón. Una clásula que puede carecer de sentido, pero que les servía para controlar si todas sus peticiones técnicas y de seguridad se habían tenido en cuenta. Si habían sido cuidadosos con el tema de los M&M’s, seguramente lo habían sido con el resto.
Por lo tanto, se llama “Cláusula Van Halen” a aquella cláusula sin sentido que se incluye en un contrato para confirmar que se lee el mismo, en un buen ejemplo de control de calidad en entornos caóticos de riesgo.
Metal Symphony
A título personal deciros que yo he experimentado esa cláusula Van Halen en primera persona. Uno de los mejores compañeros con los que he trabajado acostumbraba a incluir “expresiones trampa” en los documentos que te hacía llegar para ver si los leías o no. ?
Pero hay más ejemplos de los que podemos tomar nota. En el último semestre del 2021, un profesor de la Universidad de Tenesee escondió en el programa del curso las pistas para obtener un premio en metálico. Pero, llegó el final de semestre y nadie reclamó el premio, por lo que se pudo comprobar que nadie se había leído el programa de estudios.
Otro ejemplo interesante es el que exponen en esta entrada de LinkedIn en la que el tema es precisamente la Cláusula Van Halen. Explican la historia del examen en el que, en la primera pregunta decía: “no respondas ninguna pregunta hasta leerlas todas”. Y en la última decía que ok, que no había que responder ninguna pregunta y entregarlo solo con el nombre y en blanco. Pero los estudiantes, haciendo caso omiso, se pusieron a responder como posesos, en lugar de leer hasta el final.
La importancia de leerlo todo
Un examen, un contrato, un acuerdo pueden suponer tener que pararse y leer atentamente aquello que nos ponen delante. No hay que hacerse como que lo has entendido todo, no hay que firmar o aceptar más rápido que nadie. Si os paráis a pensar, ese acto de aceptar, ya sean unas condiciones de uso o darle ok a un popup de cookies en una web, es más habitual de lo que nos puede parecer.
Con ese sencillo acto cedemos nuestra privacidad, dejamos que hagan, que se ocupen por nosotros, que se preocupen ellos. Un buen propósito de año sería cambiar ese comportamiento.
Una pequeña ayuda
Para ayudarnos en esta árdua tarea hay algunos complementos para los navegadores que se pueden utilizar. Por ejemplo “Didn’t Read. Terms of Service” ofrece información de una manera concisa y clara lo que significa aceptar los términos y condiciones de una aplicación.
Es una buena manera de fiarse de alguien para seguir no leyendo lo que tenemos que leer. Y aunque sigamos haciendo lo mismo, por lo menos con una herramienta como esta seremos conscientes de lo que cedemos al darle al clic tan fácilmente. Para el resto, como ya os he comentado, paciencia y atención a lo que os ponen delante.