El síndrome del cuento de la lechera
Llevaba en la cabeza una lechera el cántaro al mercado con aquella presteza, aquel aire sencillo, aquel agrado, que va diciendo a todo el que lo advierte ¡Yo sí que estoy contenta con mi suerte! Porque no apetecía más compañía que su pensamiento, que alegre le ofrecía inocentes ideas de contento. |
Quien más quien menos ha padecido el síndrome de la lechera. Hacerse ilusiones con algo o construir castillos en el aire es beneficioso dentro de unos límites. Ilusionarnos con un mejor futuro en el que todo nos viene de cara puede tener dos resultados bien diferentes.
Si se saben marcar los límites de la ilusión, unos límites que ayuden a dar pasos en una determinada dirección, seguramente todo mejorará.
Ahora si no hay límites y todo se deja en manos del azar, de la buena suerte, de la esperanza de ganar el bote multimillonario de una lotería o de esa llamada que te solucionará la vida, los resultados pueden ser nefastos.
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La política y el síndrome del cuento de la lechera
La clase política suele ser señalada por padecer este síndrome de hacerse ilusiones con sus decisiones, pensar que todo irá bien y que los resultados serán mucho mejor de lo esperado. Y las elecciones son la principal fuente de inspiración para pensar que planifican determinadas decisiones como si de la lechera se tratara. Las ilusiones de Rivera en el momento estrella de Ciudadanos de 2018, o de Pedro Sánchez con la repetición de elecciones en 2019, son buenos ejemplos.
Su uso como metáfora para criticar es de uso habitual. Desde la percepción de los fondos europeos para la recuperación pospandemia, a los indultos a los líderes independentistas son hilos argumentales que sirven a unos y otros para criticar la acción del gobierno. Incluso se asimila a toda una ideología como puede ser el independentismo en Cataluña, de ahí la “lechera soberanista“.
Pero lo más recurrente con el cuento de la lechera son las estrategias electorales. Por ejemplo el cuento de la lechera Ayuso, cuenta que ganando la comunidad de Madrid se ganará el palacio de la Moncloa, algo parecido a lo que imaginó Aguirre en su momento. Un cuento que puede provocar todo un dominó en cadena de elecciones anticipadas para aprovechar el momento Ayuso. Un cuento, el de la lechera y las elecciones, que vuelve a estar presente, una y otra vez.
Érase una vez… hace cuatro años una lechera se fue con su cántaro de promesas electorales al mercado de votos, por el camino iba echando las cuentas de la ganancia que habría de obtener y cómo la invertiría en los cuatro años siguientes.
El cuento de la lechera, política ficción
Y no vayáis a pensar que solo en España tenemos el síndrome de la lechera en política. También hay versiones en Ecuador, Colombia, Argentina o Francia.
Como con la coleta cortada de Pablo Iglesias, esto va de símbolos y de imaginario popular. Va de comunicación política.