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10 maneras de abducirnos la tecnología

diciembre 23, 2022 CluPad
10 maneras de abducirnos la tecnología

La mayor parte de las aplicaciones y de la tecnología en general están diseñadas para hackear nuestras mentes, para abducirnos, captar nuestra atención y persuadirnos para hacer algo pensando que lo hemos decidido libremente.

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Tristan Harris

Tristan Harris es cofundador y director ejecutivo de la Center for Humant Technology ( CHT ), una organización sin fines de lucro cuya misión es alinear la tecnología con los mejores intereses de la humanidad. Tristan es de los perfiles que vale la pena seguir y CHT una de las organizaciones que hay tener en cuenta hoy en día.

Tristán ha explorado las influencias que secuestran actitudes, comportamientos y creencias humanas, desde su infancia como mago, pasando por su trabajo de curso en el Laboratorio de Tecnología Persuasiva de Stanford, hasta su liderazgo como Ethicist de Diseño en Google. Hoy, estudia cómo las principales plataformas tecnológicas ejercen un poder peligroso sobre nuestra capacidad para dar sentido al mundo. Aboga por un diseño ético, ha puesto en evidencia la principal fricción de lo que implica “minimizar las distracciones y respetar la atención de los usuarios” pero tal como él mismo manifestaba, eso supone reducir los ingresos de ciertas empresas. Al fin y al cabo, el uso compulsivo vende. Ante esta situación, Harris ha pedido a los diseñadores de aplicaciones que hagan un juramento hipocrático digital y «dejar de explotar las vulnerabilidades psicológicas de la gente».

En 2020, Tristan apareció en el documental de Netflix ganador de dos Emmy, El dilema social. Este desveló cómo las redes sociales reprograman nuestros cerebros y la civilización humana. Ha sido visto por más de 100 millones de personas en 190 países en 30 idiomas. Si no lo has visto, no dejes de hacerlo.

10 maneras de abducirnos, de secuestrar nuestra mente con el diseño en tecnología

La siguiente lista es un extracto del artículo de Tristan Harris «How Technology is Hijacking Your Mind — from a Magician and Google Design Ethicist»

#1 Controla los menús, controla las opciones

Nuestra capacidad de tomar elecciones de forma libre es la base de esta manipulación. Si controlan las opciones sobre las que podemos decidir, controlan qué decidimos generando la ilusión que lo hacemos libremente y conscientemente. Al diseñar las opciones a las que podemos acceder, modifican nuestra percepción sobre nuestras elecciones.

Pensar en lo que no está en el menú, en lo que no nos ofrecen. Es un buen punto de partida para evitar ir por un camino prediseñado.

#2 Convierte la aplicación en una tragaperras

De media consultamos unas 150 veces al día nuestro teléfono y no hay nada más adictivo que de vez en cuando, al consultarlo tengamos alguna recompensa. Notificaciones o mensajes que nos van a informar de los likes recibidos en una publicación o de alguien que quiere establecer una conversación con nosotros. Esas recompensas intermitentes, que no sabemos si las vamos a recibir o no, es una de las causas por las que consultamos el teléfono tantas veces al día.

Dejar de consultar el teléfono es complicado, pero un paso importante es apagar las notificaciones. Sin ese río constante de avisos mirar, el teléfono constantemente pierde aliciente. Y si ya lo programamos para que solo aparezcan en un horario determinado, mejor que mejor.

#3 Miedo a perderse algo (FOMO – Fear Of Missing Out)

El miedo a perderse algo (FOMO) describe una nueva forma de ansiedad surgida tras la popularización del móvil y las redes sociales, una necesidad compulsiva de estar conectados. Y esa ansiedad es la que aprovechan para mantenernos conectados a una aplicación, a una red social, a un boletín o a una “amistad” por miedo a que nos perdamos algo relevante. El no querer de desprendernos de suscripciones, de conexiones, de aplicaciones nos lleva a un estado de Diógenes digital del que es complicado salir.

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Pero una vez que desconectas, que apagas las notificaciones, que dejas atrás lo que te ata, la ansiedad desaparece.

#4 Aprobación social

La necesidad de pertenencia al grupo y a su aprobación es un punto débil que las grandes tecnológicas aprovechan para mantenernos atados a la espera de un like o un comentario de aprobación a lo que hemos hecho o a una foto nuestra recien publicada, por ejemplo como cuando cambiamos de foto de perfil. Fijaros que plataformas como Facebook o Instagram le dan especial relevancia a ese cambio de imagen, le dan más visibilidad e incluso nos sugiere que nos etiquetemos en ella.

Si estas empresas controlan la aprobación social, estamos en sus manos, sobre todo grupos más vulnerables a este aspecto como los adolescentes.

#5 Reciprocidad social (Tit-for-Tat)

El Tit-for-Tat o Toma y Daca es una estrategia óptima en teoría de juegos para el dilema del prisionero. Es una estrategia en la que se responde basándonos en el trato recibido. Si se ha cooperado con nosotros cooperaremos, si se ha atacado, se atacará.

La netiqueta nos obliga a responder un mensaje, a devolver un seguimiento, a responder a un comentario, etc. Tenemos esa necesidad de corresponder a gestos que otros nos hacen y algunas aplicaciones como LinkedIn explotan esa necesidad creando constantemente obligaciones sociales entre sus usuarios. Por ejemplo, una nueva conexión puede responder a una decisión consciente, pero en su gran mayoría es el resultado de la sugerencia automatizada de la aplicación para que conectes con alguien con base en tu agenda o red de contactos previa.

#6 Feeds infinitos y reproducciones automáticas

¿Cuántas veces has visionado un video en YouTube o un capítulo de una serie en Netflix y al acabar se ha puesto a reproducir automáticamente otro vídeo o episodio? ¿Cuántas veces ese feed infinito de contenidos de TikTok o Instagram te tienen pegado a la pantalla más tiempo del recomendable?

Mantenernos atados a un consumo sin fin, es su objetivo, es lo que venden, tiempo de atención.

#7 Interrupción instantánea vs. entrega respetuosa

¿Cuántas veces al estar con alguien le ha sonado una notificación y ha dejado de lado la conversación para centrar su atención en su móvil? Quien dice una notificación, dice una llamada de teléfono. Parece que lo que llega desde el móvil tiene prioridad absoluta a lo presencial. Las notificaciones emergentes alimentan la urgencia y la reciprocidad. Si la otra persona que ve que hemos leído su mensaje, nos veremos obligados (recordar el punto #5 de reciprocidad social) a contestar. Y caemos en esa trampa por la interrupción, por esa sensación de urgencia, no podemos ser asincrónicos con determinadas aplicaciones como WhatsApp, nos obligan a la sincronía, a contestar rápido.

Pensar en el coste personal / profesional que tienen todas esas interrupciones.

#8 Alinear lo que quieres con lo que quiere la plataforma

Ir a comprar una bombilla a Ikea sin pasar por todos los departamentos es tarea casi imposible. Entrar en una terminal de aeropuerto para ir a embarcar sin pasar por la zona del duty free o de restauración es imposible. Pues las aplicaciones hacen exactamente lo mismo. Twitter no te va a dejar publicar, publicar algo sin ver el feed de publicaciones o Facebook no te dejará llegar a un evento sin pasar antes por el timeline de tus amigos. No hay caminos directos, todo son patrones oscuros para obligarte a hacer lo que no quieres.

#9 Hacer determinadas elecciones en un proceso difícil de llevar a cabo

Seguro que todos tenéis en mente que darse de alta de un servicio es extremadamente fácil en la mayoría de los casos. Ahora bien, cuando intentáis daros de baja ¿es igual de fácil? Mientras que para darte de alta basta con un clic, una llamada o un mensaje, para hacer lo contrario es necesario enviar un documento, hablar con un agente o personarse en una dirección para comprobar que realmente somos nosotros los que queremos terminar con el servicio.

Un aspecto más de lo comentado en el punto anterior respecto de los patrones oscuros. Fijaros que lo que no quieren que hagamos será complicado, muy complicado.

#10 La estrategia del pie en la puerta, o la del “no se vayan todavía, aún hay más”

Cuando hacemos clic en ocasiones no sabemos realmente a la inversión de tiempo que tendremos que hacer. ¿Cuánto tiempo cuesta leer un artículo? ¿Cuánto tiempo deberé dedicar para repasar la selección de tuits que tenemos a nuestra disposición cuando entramos en la aplicación? ¿Somos conscientes que no solo será leer un artículo o consultar unos tuits? La estrategia del pie en la puerta para que sigamos ahí, o la que la mayoría de los boomers podrán recordar de Super Ratón del aún hay más, funciona y nos obliga a gastar más tiempo del que podríamos prever en un primer momento.

Un derecho, una necesidad

Necesitamos que nuestros teléfonos inteligentes, pantallas de notificaciones y navegadores webs sean exoesqueletos para nuestras mentes y relaciones interpersonales, que prioricen nuestros valores, no nuestros impulsos. El tiempo de las personas es valioso. Y debemos protegerlo con el mismo rigor que la privacidad y otros derechos digitales.

Tristan Harris
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